sábado, 21 de agosto de 2010
El mar
Como una caricia es la brisa del mar. Llega y nos invade, incluso el alma. Impone su magia, su belleza, su desenfado. La playa, refugio del hombre, nos permite contemplar la inmensidad. Como un espejo, nos muestra qué tan pequeños y frágiles somos quienes habitamos en tierra firme.
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